4 dic 2013

Mongolia 3/3 - Templo tibetano y Desierto del Gobi

La noche se alargó a base de botellas de "vino" chino y algo de Baiyo (aguardiente de arroz), pero antes de media noche estábamos todos repartidos en dos yurtas, bien apretados para luchar contra los casi 10 grados negativos. Aún así, unos poco atrevidos nos levantamos antes de amanecer para recibir el nuevo día y ver al sol salir por el horizonte.

Un interesante paseo por los restos de la muralla China, no la espectacular que sale en todas las revistas, sino una más modesta, construida con el único objetivo de frenas las hordas del gran Genghis Khan e impedir el paso de los caballos gracias a un insalvable desnivel.

Más cautivadora fue la siguiente visita a un templo budista. Al más puro estilo tibetano, con sus millares de pañuelos de colores ondeando en las montañas al viento, los monjes con túnicas naranjas y cabezas redondas y los coloridos templos cubiertos de figuras, ofrendas y budas sin aristas.

El último día quedaba reservado para el gélido desierto del Gobi. Nos adentramos en las dunas montados en un jeep. Una vez en medio de las dunas, unos camellos nos pasearon como si estuviéramos de travesía entre uno y otro oasis. Una muy buena experiencia que terminó con la diversión propia de un niño que resbala por un tobogán. Sólo que esta vez no eramos tan niños y el tobogán era una duna de varias decenas de metros.

Mongolia 2/3 - La tundra y estepa mongolas

Tras un triste desayuno en la aeronave de China Eastern Airlines y poco más de dos horas de vuelo, aterrizamos en Hoh Hot. Lo primero es parapetarse con la ropa térmica apropiada para la ocasión. No se dejen llevar a engaño, Hot es caliente pero en la capital alcanzan por estas fechas -18ºC.

Un grupo nutrido de asturianos, madrileños, cordobeses, burgaleses, jienenses... pero también de suizas, germanas y americanas. Sumando llegamos a once jóvenes aventureros que son recogidos por un guía local, el cual nos encamina al primer lugar: el museo nacional de Mongolia. No obstante, estamos en Inner Mongolia y esta parte es formalmente parte de China, si bien sus habitantes se sienten Mongoles (a alguno seguro se le escapa una sonrisa).

Una comida sencilla, china, a base de noodles (espaguetis) con verduras y un atisbo de carne si eres afortunado; aquí puede ser menos de 15 yuanes, que al cambio no llega a 2 euros. Ahora bien, no esperes un lugar limpio, cálido y con un buen servicio. Todo ello dista mucho de la norma general por estos lares.

De vuelta al minibus, nuestra siguiente parada me emociona. Dormiremos en una Yurta, que para los no forofos de los documentales de La 2, son las casas que se construyen los nómadas en la estepa mongola. Mi imagen es algo rústica, con un mástil central y una estructura a base de palos, forrada con unas pieles y algún buen abrigo para cubrir el suelo. De ahí mi decepción cuando, tras 4 horas de pésimas carreteras, lo que encontramos son complejos turísticos de yurtas idénticas dispuestas cual urbanización. Se agradece que tengan dentro una estufa para quemar caca de oveja, pero con luz electrica, televisión y hervidor de agua...

Antes del anochecer montamos en caballo mongol. Y hago hincapié en mongol porque más que un equino imponente parece un pony venido a más. Desgraciadamente, no fue una experiencia agradable. Los caballos estaban muy tensos, no hacían caso a ninguna indicación y uno de los amigos cayó al suelo en un traspiés.

Mongolia 1/3 - Despegue forzoso

Ya tenía comprado el vuelo con antelación. Yo guardaba los billetes de algunos de los otros compañeros de viaje, amigos que apuntaban en la misma dirección que yo: Inner Mongolia. Habíamos acordado en reunirnos en Xikang Lu con Xinhui Lu antes del alba para montar en un taxi y llegar al aeropuerto de Hongqiao pasadas las 6 de la mañana.

De repente, un estridente ruido me hace saltar de la cama. Desorientado en la oscuridad, sin comprender qué pasa ni donde estoy, descubro que es mi teléfono móvil. Lo cojo y reconozco la voz de María: dónde estás? llevamos un buen rato esperándote en el punto de encuentro.

Sin desayunar, sin tiempo para nada más que cerrar el petate, salgo escopetado a XiangYang Lu y asalto al primer taxista: directo al aeropuerto, en 1h sale mi vuelo! Como el taxista que habla inglés no existe aquí en Shanghai, le digo Hongqiao y
 le hago entender aeropuerto, imitando un avión que despega de mi mano.

26 oct 2013

Fiestón de Cumple e Inauguración

Con un sonado retraso, el pasado sábado 19 de Octubre movilicé a todos mis amigos Shanghaineros para celebrar una fiesta-botellón en mi apartamento.


La mayoría son españoles, entre los que se cuentan numerosos asturianos a causa de un programa de becas de su universidad con la de Hangzhou. Notable la cantidad de arquitectos de profesión. De fuera de la península acudieron un francés que conocí por LinkedIn, una chica de Serbia que trabaja conmigo, dos chicas venidas de Nueva York y algún chino que otro bien allegado.

Con alrededor de 20 invitados, me quedé sin vasos donde servir los brebajes que había preparado. Los invitados terminaron usando ceniceros como reemplazo para acabar con la sangría y los mojitos. Nuestro DJ Turbio, como gusta llamarse Ricardo, se trajo su mesa de mezclas para deleite del público. Suerte que, con los altavoces a tope y todo el gentío, ni los vecinos molestos ni la policía hicieran acto de presencia.

En definitiva, una fiesta merecida para sumar un año más a mi vida, que ya empieza a acercarse a la treintena.

La chinada de la bici

Hoy he tenido una de esas experiencias chinas que te dejan un tanto perplejo:

Estaba en la boca de metro con mi super-bici, despidiendo a mi compañero y amigo Ricardo, cuando se nos acerca una china y nos pregunta por el cruce de Changsou Road con Changle Road. Antes de que me diera tiempo a ubicarme, otra transeúnte se adelantó y le dió indicaciones.

Cual fue mi sorpresa cuando la china, no satisfecha con ello, me pregunta si la llevo en bici hasta allí!!! No sabía si creérmelo, pero sí, iba en serio. Así que con gusto se sentó en el portaequipajes y la acerqué hasta allí :)


2 oct 2013

Las Velas

Las velas, con su llama incandescente, son como la vida que se va consumiendo.
No se me ocurre mejor metáfora.


Hay velas como cirios de grandes
que pueden durar encendidas toda una vida.

Hay velas pequeñas que pones un día
y al siguiente no te queda mecha.

Velas que se queman muy rápido,
velas que enciendes y apagas repetidas veces
 a lo largo de muchos años.

Hay velas que dejas guardadas
y al tiempo de ir a buscarlas
ya no encienden.

Hay velas que escondes
y desaparecen para siempre.

Pero, en definitiva, nosotros
cada uno de vosotros
somos como una vela

una vela que se consumen según de donde sople el viento.

Vacaciones frustradas

Por si alguno aún no lo sabe, el calendario laboral en China es una broma de mal gusto. Para ponernos en contexto, empezaré por contaros que un chino tiene por ley 5 días laborables de vacaciones pagadas al año. Cada año de antigüedad en la empresa incrementa el número en una unidad hasta un máximo de 10 días. Los afortunados como yo tenemos 20 días laborables, aún por debajo de lo habitual en Europa.
La broma pesada viene cuando, pongamos, un martes en el calendario resulta ser festivo. ¿Qué hacemos en casa? PUENTE!! ¿Qué hacen los chinos? Puente a lo chino. Y eso significa cogerse el lunes, pero trabajar el sábado siguiente para recuperar. Peor es cuando el festivo cae en miércoles, puesto que supone trabajar un sábado y un domingo para ajustar los días. Vamos, que es el truco del almendruco: te lo doy por aquí y te lo quito por allí.

El día 1 de Octubre es el día nacional de China, festivo, por supuesto. Conmemora el día en que se fundo la República del Pueblo de China en 1949, precisamente 35 años antes de un lunes yo madrugara y diera la bienvenida al mundo a las 9am.
En una fecha ligeramente anterior, el 18 de Septiembre, las sirenas suenan en China por 4 veces en toda la ciudad. Rememoran la invasión de Japón, pero a un inculto como yo le puso los nervios a flor de piel por unos instantes. Salté de la cama y pensé en meterme debajo de ella por la amenaza aérea.

El caso es que del 1 al 7 de Octubre tenemos vacaciones (trabajando el domingo anterior y el sábado posterior). Indeciso por naturaleza, dejé para el último momento la planificación de una escapada de esta gran ciudad. Mi grupo de amigos, casi todos emparejados, se han dividido en varios destinos pero de a-dos. No queriendo ejercer de candelabro, me puse a organizar un viaje a alguna isla de Tailandia llamada Samet Island, pasando por Bangkok. Tras muchas horas buscando vuelos, decidí cambiar de planes. Los vuelos están tremendamente caros en estas fechas. Lógico y normal, considerando que 1300 millones de chinos también aprovechan estas fechas, sus vacaciones más largas después del año nuevo chino, para viajar y reunirse con sus familias.

El segundo plan era ir a Sanya, en la meridional isla de Hainan, China. Iban varios amigos, pero entre que se pronosticaba mal tiempo y que no oía más que malos comentarios de la ciudad y de sus playas, tampoco me decidí. Después me salió un plan atractivo para ir a una isla cercana a Shanghai (3 horas), sólo 3 días pero incluyendo montaña, playa y el paraíso del marisco chino (nada que envidiar, descuiden sus paladares). Desgraciadamente, dos días antes de salir estábamos a punto de comprar los billetes cuando nos advierten de que probablemente no pudiéramos volver debido a la tormenta que se acerca. En definitiva, otro plan a la basura.

Así que, resumiendo, estas son otras vacaciones en China que desperdiciaré sin visitar algún lugar de interés, más allá de las moles de cemento que se yerguen en la misma Shanghai.


Al menos, para mi goce y disfrute, me han regalado una estupenda bici para moverme por la ciudad. A buen seguro que me animaré a hacer pequeñas excursiones y conocer un poco más lo que esta ciudad tiene para mí.



Un gran y fuerte abrazo a todas y todos.

El gran proyecto

Lo más grande que me traigo entre manos, profesionalmente hablando, es poner en funcionamiento un sistema informático que permita a Sarment gestionar su inventario, todos sus vinos e información asociada, las compras a proveedores, las ventas realizadas en tiendas, en hoteles-restaurantes y online... Toda esa información permitirá a los jefes obtener informes con los que guiar el devenir de la empresa y marcar estrategias en uno u otro sentido.
Pues bien, la semana pasada firmamos contrato definitivo después de muchas negociaciones y ya nos hemos puesto manos a la obra. Nada, sólo ha llevado 5 meses!!


Y claro, el nuevo sistema necesita un servidor donde funcionar, así que decidido y con un fajo de billetes de 100 me dirigí al Electronic Market que hay en Xujuahui Road. Me presenté en la tienda donde habíamos confirmado el encargo, donde ninguno de los presentes habla ni papa de inglés. Allí me tuve que hacer entender como si fueramos sordomudos y tirando de Google Translator.
Sigo con la impresión de que los informáticos chinos no tienen ni puñetera idea de informática, que son unos simples aficionados. Supongo que habrá también buenos profesionales, pero aún no me he topado con ninguno :(

A todo esto, mi pisito sigue mejorando y ahora ya tengo mesa nueva en el salón para poder comer como una persona normal, y no en el sofá malamente y agachado en una minúscula mesita. La he comprado en Taobao, el eBay chino. No busquéis la versión en inglés o castellano, no existe. Sólo de chinos para chinos (y expats).

Os dejo una de esas estampas callejeras que uno no puede por menos que detenerse y tomar una instantánea:


15 sept 2013

Boda china


Dichosos los iPhones!! Por culpa de uno de ellos hemos tenido tres días de pánico en la oficina. Resulta que uno de nuestros futuros empleados nos da su teléfono para que se lo liberemos y así poderlo usar en china (el dueño es francés). Yo, que no soy muy amigo de estos aparatos ni tampoco tengo experiencia con ellos, dejé que la administrativa se encargase del tema. Resultado: le hemos borrado todos los datos, los contactos profesionales del personaje en cuestión. Lo más desastroso de todo es que él no tiene backup alguno y nosotros tampoco lo hicimos :( Lo hemos intentado todo, pero toda su información se fue para no volver.


En fín, que para quitarme el mal rollo de todo ese feo asunto, decidí organizar una fiesta de en mi nuevo apartamento y así dejarlo ya bautizado para reuniones venideras. Los vecinos me respetaron y no llamaron a la policía ni nada. Y eso que tuvimos hasta DJ.

Para rematar el fin de semana, he hecho un encargo al Pereira chino (Landsea Asia) y el sábado a la mañana me trajeron a la puerta de casa una merluza de 2Kgs, una caja de gambón argentino y otra de chopitos. Con eso y alguna otra cosita, he apañado un intento de paella muy resultón, aunque sin el toque amarillo del azafrán o colorante. Dicen que si se puede encontrar, pero yo no lo he visto.

Para terminar, contaros que el domingo pasado tenía invitación para no una, sino dos bodas chinas. Como todavía estoy en primer curso de desdoble corpóreo, decidí asistir sólo a una de ellas. Más que nada, movido por la curiosidad del evento. Cuando llegué al hotel me encontré que había otras tres bodas y, por el nombre en chino, no sabía a cual tenía que ir. Incluso por la foto de los novios, tan retocados como van, fue difícil discernir cual era la sala correcta. Llegué por fin y me encontré rodeado de chinos, sin un sólo extrajero alrededor. Aquí lo primero es enseñar la guita: a la entrada firmas y das tu sobre con dinero. Se aseguran de que tiene tu nombre escrito, que luego toca recuento! Por lo demás, mucha chorrada hortera, una veintena de platos o más y la ceremonia-boda en sí, bastante sosa y aburrida. Con decir que una sola botella de vino y una de cerveza (del tiempo) por mesa, lo digo todo. En poco más de dos horas la gente empezó a retirarse y se acabó la fiesta.

Hasta la próxima!

1 sept 2013

Habemus casa


Ha costado sacarme de casa de Belén, pero por fin me he mudado a mi pequeño gran apartamento. Finalmente cambié la habitación a la entrada y ahora tengo un salón grande donde hacer vida, con dos sofa-camas para las escasas visitas que sé que no recibiré (males de estar tan lejos) y una mesa que aún tengo que comprar. De hecho, aún estoy comiendo con cubiertos de plástico. Me faltan unas pocas cosas pero cada vez la tengo más habitable. De hecho, y por primera vez en mi vida, ayer visité un Ikea. Estaba tan perdido que, cuando entré, fui a parar directamente a la parte donde se recogen los muebles desmontados!!

Algunos cambios que todavía me cuesta asimilar son, por ejemplo, tener que preocuparme de tener siempre agua embotellada, o manejarme con los electrodomésticos: la lavadora, el microondas, el aire acondicionado... todo tiene los botones en chino y tengo que echar mano de la famosa técnica del ensayo-y-error. Lo mismo con ciertos productos de limpieza, que no sé si estoy usando lejía como suavizante o si friego el suelo con jabón para los platos. Termino oliendo cada bote que abro y, según el tufo que pegue, lo uso para una cosa o para otra.

El otro día, cuando llegué a casa, me encontré en el pomo una nota escrita en chino. Todo preocupado le pregunté a una compañera del trabajo y me dijo que era simple publicidad, gente interesada en alquilar el piso. Creo que a este paso no voy ni a recoger las facturas del buzón. A propósito, a la puerta me encuentro siempre con una gata muy cariñosa. Nos estamos haciendo amigos, yo le bajo leche y ella me maulla y se restriega contra mí en agradecimiento. Quién sabe, quizás termine adoptándola si ella quiere.

Ah, ¿sabéis qué? aquí el arroz en el supermercado lo venden por sacos. Nada de un kilo, el más pequeño es de 5 y los hay de 50 Kgs.

Por cierto, el calor asfixiante ya va remitiendo, los estridentes grillos ya han pasado a mejor vida y se está muy agusto en las terrazas improvisadas. Hoy me he encontrado un karaoke ambulante, haciendo parada en un parque y con un público numeroso y entregado al cante.

Ahora que todo empieza a ir más rodado en esta mi nueva vida achinada, y especialmente para los que empiezan a aburrirse con tanta paja, prometo empezar a publicar cosas más interesantes relacionadas con la cultura y con China en general. Intentaré también montar una galería online donde subir fotos, que merece la pena verlas.

Un abrazo

19 ago 2013

Punto para Hong Kong


No se intuía el alba, aún los pájaros dormían mientras un servidor se ponía en marcha a las 5am del 7 de Agosto, con un destino inmediato, somnoliento: el aeropuerto internacional de Pudong. Un vuelo de dos horas y media, sin percances, me aterrizaba en Hong Kong pasadas las 10 de la mañana. El puerto comercial extiende sus brazos hasta la mismísima mar, donde grúas flotantes cargan y descargan los millares de barcos que merodean las inmediaciones.
Aprisa me dirigí a comprar el billete para el tren express que me lanzaría hasta el mismo corazón de la isla hongkonita. Atónito, durante los 24 minutos de travesía, miraba a través de los vidrios todos esos montes cubiertos de verde naturaleza. Punto para Hong Kong, que ofrece la posibilidad de salir de la ciudad y adentrarse en bosques selváticos para evadirse del acelerado ritmo urbanita.
Si bien he de reconocer que el skyline de Shanghai es más impactante, en HK las torres se elevan hasta el cielo y uno no alcanza a ver la última planta cuando está en un taxi. Por cierto, los taxis no huelen mal, los conductores hablan inglés y no se tiran pedos y eructan con total normalidad, como ocurre en SH. Además, permiten llevar a 5 pasajeros. Punto para HK.
Nos apeamos, mi compañero Ricardo y yo, en Wellington terrace, tras pasar un cruce en el que, sin orden ni mando, los coches provenientes de las 3 direcciones se cedían el paso y no se volvían locos apretando el claxon como si la parienta estuviera de parto. Punto para HK, una ciudad con mucho tráfico pero menos ruidosa. El caso es que a 30 metros de la oficina de Sarment en HK, yo había encontrado un apartamento muy apropiado, sino fuera por los 6 pisos que hubo que escalar hasta alcanzarlo. No, no tiene ascensor. A remarcar también que la alcachofa de la ducha cae casi encima del water, a 20 cm del mini lavabo. Pero aquí parece ser normal, visto lo caro que está el metro cuadrado.


Una vez hecho el check-in, apresurados nos dirigimos a la oficina de inmigración para hacer los trámites pertinentes. Tras casi dos horas de colas, formularios y más colas, al fin nos reciben los pasaportes y nos dan el ticket para recogerlos en 4 días que tarda el trámite. Parece que todo ha ido bien, puesto que una vez te lo cogen, es raro que te lo denieguen.

De vuelta a Central, a conocer a nuestros compañeros de oficina de los siguientes 3 días. Aquí son un equipo más pequeño, 3 chinas y dos europeos. Todos ellos unos huéspedes de lo mejor a lo que puede uno aspirar. El primer día, Sebastian nos hizo una reserva en un restaurante para cenar. Me zampé sin mucha emoción dos patas de ganso, con su telilla entre los dedos. Al segundo día, Robert, Sebastian y Dior (estos chinos se ponen el nombre que quieren) nos llevaron a cenar a un chino super famoso. La mesa fue digna de un emperador de la dinastía Ming. El viernes se sumaron Kathy y Nancy para degustar los platos de un japonés, al que siguieron unas cuantas copas en la bulliciosa calle de Lan Kwai Fong.

El sábado no hubo apenas resaca, en contraste a cualquier día posterior a salir de fiesta en Shanghai. Parece que aquí no ponen tanto garrafón → punto para Hong Kong. Tras un rápido desayuno de junk food, alcanzamos a encontrar el bus de la línea 6 que nos llevaría al otro lado de la isla, cruzando las montañas y dejando un espectáculo de rascacielos tras nosotros. Stanley, nuestro destino, es una pequeña población con una playa fantástica, un mercadillo bastante grande y multitud de terrazas. Allí pasamos el día, disfrutando de poder nadar en el mar de China → punto para HK.

A todo esto, la fiebre del viernes noche hizo que nos ganásemos el beneplácito de Kathy y Dior, quienes nos propusieron ir a cenar con sus amigos chinos el sábado. Ellas pronto se retiraron, pero mi compañero de fatigas y un servidor volvieron a Lan Kwai Fong, ensimismados por el ajetreo pavoroso de la noche anterior, y no cesamos hasta que los bares apagaron la música y el sol hizo patente que la noche se había ido.
El domingo fue un día más tranquilo. Fuimos con nuestras nuevas amigas a una playa donde se admiten perros. Eso es dog city, hay más cánidos que bípedos!! Hasta los bares más refinados permiten que tu mascota tome asiento en el sofá. Sin embargo, la playa fue un poco decepcionante, más aún comparada con la anterior o las circundantes: agua caliente, profundidad de 1 metro en los 300 metros iniciales, repleta de piedras y conchas corta-pies... Un fracaso. No obstante, el paseo estuvo agradable y vimos un mercado de pescado seco y marisco, directo desde las barcas al restaurante de tu elección para ser cocinado, o simplemente servido.

El lunes fue un día triste, de despedir a ese gran HK que tantos puntos ha cosechado. Me dejo muchos por nombrar, como un Internet rápido y sin censuras, la educación de la gente, el respeto, angloparlantes, apertura al resto del mundo... En fin, que en poco más de una hora de cola recogimos nuestros pasaportes con un nuevo visado, esta vez tipo Z, que me habilita para entrar y salir tantas veces como quiera durante un año. Ya estoy con los dos pies dentro de China!

28 jul 2013

Estabilidad en alta mar

No hace tan siquiera 20 días que cruzaba el globo de regreso y mi situación personal ya empieza a asentarse, paso a paso, haciendo progresos en todos los ámbitos.  Y menos mal, porque vivir con la incertidumbre de los meses pasados era más que incómodo, incluso diría angustioso. Ahora, con cada nueva conquista, me voy sintiendo un poco más agusto

Trabajo
Tras casi 5 meses de ilegal, con visado de turista, sin contrato y cobrando en España... por fin tengo permiso de trabajo y he firmado un buen contrato por 3 años! Tengo 20 días laborables de vacaciones, lejos de los 5 días que tienen la mayoría de los chinos. Seguro médico incluído. No puedo trabajar para la competencia, ni siquiera los 3 meses siguientes después de terminar el contrato. Pero me pagarán 1/3 del salario por esa cláusula. Y esta semana voy a negociar un pequeño cambio para que me cobren menos impuestos, que aquí son un 25% en mi caso (si, ya me estoy poniendo al corriente de leyes y tributaciones y mis cuentas dicen que puedo ahorrarme 1750RMB al mes, más de 200 euros!).

Mañana haré el examen médico y la semana siguiente me voy a Hong Kong para solicitar, de una vez por todas, la visa de trabajo. Pero para esa experiencia me reservo una futura entrada en el blog.
Ah, también he abierto una cuenta en un banco chino, el ICBC (5RMB) con banca online que no hay quien entienda. Así que dentro de unos días tendré mis primeros ingresos en moneda extranjera.

Alojamiento
No cabe duda de que la villa en la que estoy ahora, con Belén y Bertrand, es impresionante. Creo que no se puede aspirar a nada mejor. Aquí los chinos alucinan con estas casonas que tienen, algunas, casi 100 años. Las contemplan como monumentos!!
Pero después del trabajo, el segundo pilar de la estabilidad es tener una casa a la que poder llamar propia. Significa independencia para muchas cosas que, compartiendo esta mansión, se ve a menudo coartada. Así que me puse a buscar piso por la zona y lo he encontrado!! Algunas fotos aquí. Es pequeñito, 46m², pero tiene una buena cocina, una cama enorme en una habitación muy espaciosa y un pequeño salón. Tardo a la oficina unos 8 minutos andando y alrededor tengo todo tipo de comercios y una buena zona de bares de expats. Está escondido dentro de un lane chino, así que es traquilo y alejado de ruidos de la calle. Mis caseros parecen bastante majos, y además hablan inglés. Tengo unas ganas bárbaras de mudarme y empezar a ponerlo a mi gusto, pero el indio que vive en él no se marcha hasta el día 17 de Agosto :(

Comunicaciones
Empecé contratando una conexión VPN para saltarme el cortafuegos chino ($51/año). Luego me puse internet también en el móvil, lo cual es super útil para moverme con el GPS y mostrarle al taxista donde quiero ir (280MB/mes por 20RMB). En cualquier caso, las conexiones son muy muy lentas y China Mobile aún no ha implantado el 3G. El internet del piso se paga por un año completo y cogeré el máximo, 10Mbps, que vale unos 2000RMB me han dicho.

Transporte
Cansado de comprar billetes sencillos para coger el metro, me he comprado una tarjeta para el transporte público por 20RMB, recargable. Los viajes cuestan 3RMB, algo más si el trayecto es muy largo. Lo que me gusta es que no tengo ni que sacar la tarjeta, sólo poner la cartera encima de un círculito y automáticamente te dice tu saldo. También sirve para los taxis.
Dentro de poco iré a comprar una bici para los desplazamientos entre Xuhui y Jingan. O eso, o me compro una moto eléctrica que creo que valen 3500RMB, unos 450 euros al cambio.

Y eso es to... y eso es to... y eso es to...
        Y ESO ES TODO AMIGOS



15 jul 2013

Quisiera ser gato

En estos días extraños, de volver  a empezar una vida, las emociones y los sentimientos se me atropellan los unos a los otros. Me dejan sensible y desnudo,  descubriéndome a mi mismo en ocasiones, fijando nuevamente prioridades que marcarán mi camino en el futuro. En estos días observo, pienso, reflexiono, aprendo, desaprendo, me obfusco, tiemblo, busco un abrazo, añoro y lloro.

Hoy he empezado a buscar mi futuro apartamento con ilusión. También he recibido mis primeras business cards personalizadas con mi nombre y me han dado un cuaderno de Sarment para tomar notas en las reuniones. Ayer estuve tratando de aprender algunas palabras en chino, aunque he de reconocer que sin mucho éxito. Por todo ello creo que soy feliz, a ratos. Y es que, aún cuando estoy convencido de que todo esto me hace crecer, en ocasiones me siento muy pequeño, minúsculo, perdido en esta ciudad, en esta sociedad, en esta vida. A veces me da por envidiar a los gatos que con siete oportunidades tienen más fácil experimentar, caerse y rectificar una y otra vez. O esa estrofa que dice: quien tuviera pa vivirlos otros 80 años, 40 pa equivocarme, 40 pa vivir desengaños.

Un abrazo muy sentido

11 jul 2013

De vuelta

Primero fueron dos meses que volaron como las hojas caducas en otoño. Pronto mi estancia, entre visado y visado, se alargaba por espacio de casi cinco meses. Cinco meses de lucha interna conmigo mismo, y de lucha externa con este mundo tan diferente que es el lejano oriente.


Ahora, tras un extraordinario mes de relax, de buena comida, de aire limpio, de reencontrarme con los míos, de risas en castellano, de cielos azules... tras cuatro semanas contadas día a día en el calendario, estoy de vuelta en Shanghai. Con las pilas bien cargadas, dispuesto a comerme a quien se ponga delante y a sacarle brillo a Sarment, al menos en lo digital.


Todos los posibles contratiempos relacionados con el viaje se fueron esfumando paso a paso. Tras dar por imposible conseguir el apropiado visado de trabajo, obtuve el de turista sin mayores contratiempos (sólo me pusieron pegas una vez). En el aeropuerto me dieron la tarjeta de embarque sin rechistar (a pesar de que mi visado es de 30 días y el vuelo de regreso es para Diciembre), sólo me llamaron la atención por llevar maleta con sobrepeso (tan sólo 2,5 Kg) y, lo mejor de todo, pasé la aduana sin que me abrieran el petate, metiendo en el país mi arsenal de ibéricos y otros víveres (lomo, chorizo, salchichón, lengua, jamón, pimentón, un queso de cabra y unas latas de navajuelas y mejillones en escabeche). Sé que no me durarán los casi 6 meses que pasaré por Asia, pero al menos me servirán para saborear los productos de la añorada tierra mía de vez en cuando.


Algunas de las sensaciones de este primer día de verano en la megalópolis: salir a la calle es como entrar en la sauna de un spa, pero al aire libre; millares de grillos producen un estridente chirrido ensordecedor que enmudece de forma periódica; las camisetas me duran secas menos de una hora y la segunda ducha diaria se hace casi obligatoria.


Por lo demás, aquí todos me han recibido con los brazos abiertos. Kila está muy guapa y me da muchos mimos, mis compañeros de trabajo estaban esperando como agua de Mayo un entendido que les arregle sus problemas con los ordenadores y el restaurante de la esquina me ha puesto el arroz de mandar. Qué gusto volver a comer con palillos chinos :)

Un abrazo a todos.