11 jul 2013

De vuelta

Primero fueron dos meses que volaron como las hojas caducas en otoño. Pronto mi estancia, entre visado y visado, se alargaba por espacio de casi cinco meses. Cinco meses de lucha interna conmigo mismo, y de lucha externa con este mundo tan diferente que es el lejano oriente.


Ahora, tras un extraordinario mes de relax, de buena comida, de aire limpio, de reencontrarme con los míos, de risas en castellano, de cielos azules... tras cuatro semanas contadas día a día en el calendario, estoy de vuelta en Shanghai. Con las pilas bien cargadas, dispuesto a comerme a quien se ponga delante y a sacarle brillo a Sarment, al menos en lo digital.


Todos los posibles contratiempos relacionados con el viaje se fueron esfumando paso a paso. Tras dar por imposible conseguir el apropiado visado de trabajo, obtuve el de turista sin mayores contratiempos (sólo me pusieron pegas una vez). En el aeropuerto me dieron la tarjeta de embarque sin rechistar (a pesar de que mi visado es de 30 días y el vuelo de regreso es para Diciembre), sólo me llamaron la atención por llevar maleta con sobrepeso (tan sólo 2,5 Kg) y, lo mejor de todo, pasé la aduana sin que me abrieran el petate, metiendo en el país mi arsenal de ibéricos y otros víveres (lomo, chorizo, salchichón, lengua, jamón, pimentón, un queso de cabra y unas latas de navajuelas y mejillones en escabeche). Sé que no me durarán los casi 6 meses que pasaré por Asia, pero al menos me servirán para saborear los productos de la añorada tierra mía de vez en cuando.


Algunas de las sensaciones de este primer día de verano en la megalópolis: salir a la calle es como entrar en la sauna de un spa, pero al aire libre; millares de grillos producen un estridente chirrido ensordecedor que enmudece de forma periódica; las camisetas me duran secas menos de una hora y la segunda ducha diaria se hace casi obligatoria.


Por lo demás, aquí todos me han recibido con los brazos abiertos. Kila está muy guapa y me da muchos mimos, mis compañeros de trabajo estaban esperando como agua de Mayo un entendido que les arregle sus problemas con los ordenadores y el restaurante de la esquina me ha puesto el arroz de mandar. Qué gusto volver a comer con palillos chinos :)

Un abrazo a todos.

7 comentarios:

  1. Pues eso: a comerte lo que se te ponga por delante (y proceda, claro), a sacarle brillo a Sarment (y que te alivie el gaznate de cuando en cuando), dejarte mimar por Kila (y por su dueña cuando cuadre), y perder en la sauna la grasa de los ibéricos (que duren y se repongan).
    Mucha suerte y un beso grande!

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  2. Anónimo7/12/2013

    Puff!!!!!!!!!!!!! China está de fiesta con tu llegada, no es para menos claro. Me alegra tu positivismo mucho. Disfruta mucho.

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. Ya sabes que soy fan del panda charro, pero hay quien también te llama "el salmanchino" (Dani) jejejeje. No lo había pensado antes, y no he parado de reírme durante un buen rato... Mucho ánimo en esta "nueva" etapa. ¡Hablamos pronto!

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  5. Anónimo9/07/2013

    holaaa desde cantabria a la 1 de la tarde

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  6. que dicee tu madre que te pongamos quienes somos no sea que te creas cualquier cosa
    maria, isidoro

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  7. que dicee tu madre que te pongamos quienes somos no sea que te creas cualquier cosa
    maria, isidoro

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